Quiero empezar este post con una afirmación muy importante: Montar a caballo ES hacer ejercicio.
Este sábado tuve la oportunidad de comprobarlo en muy buena compañía (y no lo digo por el caballo en sí, que también). Una excursión partiendo de las afueras de Sevilla, que tras 6 horas y media y 40 kilómetros nos llevó hasta El Rocío. Sí, seis horas y media, habéis leído bien. En ese tiempo no nos bajamos ni una sola vez del animal. Si le sumamos el tiempo en el picadero dando güeltas, y haciéndote al animal, podemos afirmar que fueron unas siete horillas.
Siete horillas de ejercicio. El paseo fue espectacular, los paisajes tremendos. Nos acompañaba un perro que se lo pasó tanto o mejor que nosotros, rebozándose en el barro, persiguiendo perdices… Hubo algún sustillo con los caballos, que pegaron un brinco (todos menos el mío, que tranquilo es poco). A las 2 horas y media creía morir. A las tres horas mi cuerpo decidió gangrenar las piernas, y ya no me dolía nada.
Este sábado tuve la oportunidad de comprobarlo en muy buena compañía (y no lo digo por el caballo en sí, que también). Una excursión partiendo de las afueras de Sevilla, que tras 6 horas y media y 40 kilómetros nos llevó hasta El Rocío. Sí, seis horas y media, habéis leído bien. En ese tiempo no nos bajamos ni una sola vez del animal. Si le sumamos el tiempo en el picadero dando güeltas, y haciéndote al animal, podemos afirmar que fueron unas siete horillas.
Siete horillas de ejercicio. El paseo fue espectacular, los paisajes tremendos. Nos acompañaba un perro que se lo pasó tanto o mejor que nosotros, rebozándose en el barro, persiguiendo perdices… Hubo algún sustillo con los caballos, que pegaron un brinco (todos menos el mío, que tranquilo es poco). A las 2 horas y media creía morir. A las tres horas mi cuerpo decidió gangrenar las piernas, y ya no me dolía nada.
El caballo de la niña, Manchita:
El caballo del niño, Luso:
Recibiendo instrucciones de una profesora de primera, cruzando ríos y entrando en un pueblo que no conoce el asfalto como los cuatro magníficos. Ahí, cuatro personas montadas a caballo, con un perro, atraviesan un pueblo por una avenida principal mientras de fondo se oye una sevillana. Increíble.
Chiquilla, cuando quieras repetimos :):)
2 comentarios:
jajaja te tomo la palabra :D
gracias x el mejor regalo de reyes q podia tener!!!
a partir de ahora recordarás cada músculo q te duele de agujetas...y no dicutiremos nunca más acerca del ejercicio en la equitación...
Valep :) Ya sabes que estoy aprendiendo todo lo necesario para poder hacer esa excursión al completo, galopando, y al llegar marcarnos un baile en esos barecillos de El Rocío.
Me duele todo, me duele ;);) Pero nunca llegamos a discutir, fue una "exposición pacífica de diferencias de opiniones", jejeje.
Gracias a ti también;) Por el mejor viaje de 6 horas y media que podía imaginar :D:D:D
Publicar un comentario