lunes, 25 de mayo de 2009

Ideales

Ideales... ¿qué son? ¿para qué sirven? ¿por qué los tenemos? ¿son una carga o una fuente de inspiración?

Muchas veces me he (y me han) planteado esas preguntas. También son el argumento de muchas y muy buenas películas. Vivir con ellos. Luchar por ellos. ¿Merece la pena?

Mi respuesta siempre ha sido (y espero que sea) la misma. Sí. Con mesura, sabiendo lo que se hace. Simplemente con educación, moderación y tolerancia (aunque quizás hoy en día eso está infravalorado).

Los hay de todas las clases y tipos. Políticos, morales, religiosos, deportivos... Yo creo que todos aportan algo (evidentemente unos mucho más que otros) y así lo he defendido. Tus valores morales, que te forman como persona; tus preferencias deportivas que le dan una chispita a la vida; tus creencias religiosas, que llenan y completan tantos espacios; la política, que externamente, dominada por otros, determina tantas cosas en tu día a día.

Ideales, creo que hay que tenerlos. Compartirlos. Defenderlos. Y algo muy importante: enriquecerlos con los de otras personas. Entender las dos caras de la moneda. Ser flexible.

Es bonito escribirlo, ¿verdad? Pero no siempre es fácil. Hay pruebas, tensión, desesperación. He tenido grandes y largas conversaciones con gente de todos los "palos", y casi nunca ha acabado en discusión. Porque detrás había una base de conocimiento y, creo, respeto. Recuerdo una noche gloriosa en un bar hablando del sistema educativo o las miles de conversaciones con un grande de España sobre nuestra clase política.

Ideales... se tienen. Los tengo... pero hoy... hoy no me apetece defenderlos.

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