sábado, 14 de febrero de 2009

Mensaje en una botella

Cuenta la historia popular, las leyendas o los cuentos para niños que cuando un náufrago se perdía en una isla desierta escribía un mensaje en una botella, a veces pidiendo rescate, dando su posición aproximada... otras simplemente con las que serían sus últimas líneas para el mundo del cual había desaparecido.

Iba él navegando, sin rumbo, con el único objetivo de descubrir todo los que los mares pueden ofrecer, con ganas de conocer, vivir... Sabía que navegando te puedes perder, puedes llegar a un mundo desconocido del cual no sabes salir, donde se acaban tus mapas, donde nada es cómo era allí de donde procedes... Y quizás entonces él se de cuenta de que no se ha perdido, de que ha llegado a dónde quería, de que desde que partió, mucho tiempo atrás, el único rumbo posible es el que le ha llevado hasta donde ahora está.


Y aquí es dónde las típicas historias se dividen... en unas el náufrago lucha por salir. Se aferra a su antigua vida. Se desespera. En otras, en cambio se descubren todas las maravillas y tesoros de esta isla, donde el visitante se da cuenta de su propio desconocimiento...

Al tiempo, también él recurre al mensaje en la botella... calmado, sonriente, se sienta en la orilla... mira al horizonte, sonríe de nuevo, baja la mirada, pensativo... es plenamente consciente de todo lo que le rodea, se sabe en casa... y con pulso firme, feliz, tranquilo... escribe tan sólo un par de líneas...

"Estoy muy bien, he encontrado un lugar que no creí que pudiese existir. Nos os preocupéis. Un abrazo."

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