Llevaba ya mucho, mucho mucho sin escribir. Y no por falta de ideas. Puede que por falta de tiempo, pero principalmente por falta de ganas… Pero de repente, hoy, ha sido el momento.
Estoy escribiendo esto en el trabajo después de un momento de gran desesperación, ya que he destrozado las leyes de la física. Mis compañeros más friáis estarán pensando: “Moooolaaa”. Pero no, cuando es tu trabajo NO mola. Imagínate acercarte a tu jefe y decirle… “Mira, estaba simulando la manzana que le cayó a Newton en la cabeza, y he llegado a la conclusión de que la manzana lo le golpeó, sino que atravesó su cráneo, su cuerpo, he hizo un agujero en el lugar donde él estaba sentado de 400 metros de profundidad. Toma, los resultados de la simulación que lo corroboran”.
Y entonces, en vez de desesperarme… digamos que he simulado que Newton era Iron Man, a ver qué pasaba. Y luego en vez de una manzana le he lanzado un Melón. Y luego le he dado un sable láser. Y luego…
Pues eso.
Ala, a ver si la puta manzana rebota como es debido…
